Las emociones no controladas y expuestas conlleva situaciones peligrosas, tanto para las personas de tu alrededor como para ti mismo.
Es fácil dejarse llevar por las emociones, lo difícil es guiarlas y abastecerte de ellas.
Todo en texto queda muy bien. Pero aplicar la técnica para el autocontrol es compleja a la vez que sencilla.
El principio básico es la felicidad interior, ordenándola y hacerla fluir por todo el sistema circulatorio, respiratorio, mental, locomotriz, muscular... Esto equivale a meditar. La meditación ayuda a distribuir la energía de manera eficiente hacia el interior del alma. Alimentándote en todos los sentidos, despejando incógnitas y revelándose el momento de inspiración.
Meditar no es ser Buda, monje o cualquier estereotipo que se os pase por la cabeza. Meditar es respirar correctamente, dejar la mente en blanco y liberar cargas emocionales. Cuando somos bebes estamos en estado contemplativo, cuando surfeamos olas, también lo estamos, aunque no nos demos cuenta.
Durante toda nuestra vida deberíamos meditar. Pero pensad, que esta sociedad de la distracción absoluta, querrá, que dejemos el camino de la respiración.
P.D: éstas conclusiones son mías propias, no pertenezco a ningún grupo especial de relajación, yoga o equivalente. La base de la meditación la he ido trabajando y la sigo trabajando desde los principios que me inculcaron mis padres. Ellos meditan sin saberlo y nuestros abuelos también.