Me veo en la obligación, desde este blog de un humilde surfista del Mediterráneo, a hacer una mención importante al miedo a experimentar (no me refiero a substancias psicotrópicas ni nada similar), me refiero al miedo a entrar a probar olas que parecen pequeñas, pero que a su vez parecen surfeables.
Para muchos de vosotros (sobre todo, los que viven en regiones con tradición de olas y surf), puede paraceros extraño el tema que argumento, pero nada más lejos de la realidad, en el Mediterráneo o juegas así o no surfeas ni un día.
¿Que sucede, si vas a una playa y ves algo menos de medio cuerpo, rompiendo con exquesitez perfecta? Entrarías o no en el agua, esa es la cuestión. Después de tantos años arreglándomelas en el Mare Nostrum, mi filosofía y la de muchos otros es la siguiente, bien sencilla: Hay que tirarse, probarlo, si funciona, ya estamos deslizando, si no tira, pues nada; para casa hacer tareas domésticas o leer libros.
Aquí os expongo, mi teorema, con una primera foto; ¿entrarías aquí?
Es extraño, pero entramos y mirad el resultado, más de cerca:
En fin todo un submundo, lleno de arena, donde está el socabón, la misma contradicción, pero éramos sólo tres personas en el agua... Cosas del Mare Nostrum.